Reflexione: La bombilla
incandescente solo emite un 10% de su energía en forma de luz; el resto
prácticamente se desperdicia, pues se transforma en calor. La bombilla
fluorescente realiza mucho mejor su función, ya que emite el 90% de su
energía en forma de luz. Pero ni una ni otra iguala a la luciérnaga.
En el caso de esta, casi el cien por ciento de su energía se transforma
en luz, emitiendo muy pocos rayos ultravioletas e infrarrojos.
El secreto de la luciérnaga
radica en una reacción química que tiene lugar en ciertas células
especializadas llamadas fotocitos. En el proceso, una sustancia conocida
como luciferina se combina con el oxígeno (que sirve de combustible)
bajo la acción de la enzima luciferasa. Dicha reacción genera luz fría,
llamada así porque prácticamente no emite calor. Con razón Thomas
Edison, el inventor de la bombilla, “debió sentir envidia de las
luciérnagas”.